Por Virginia Murillo Herrera
DNI Internacional ve como
una excelente oportunidad para la reflexión y búsqueda de propuestas
integrales, el debate global que está propuesto sobre las situaciones y
condiciones que afectan y vulneran a los niños, niñas y adolescentes
trabajadores en diferentes sectores económicos y de producción.
Este año 2016, la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el marco del “Día Internacional
contra el trabajo infantil” centra su atención en la erradicación del trabajo
infantil en las cadenas de producción. Lo cual se considera como el conjunto de
operaciones (actividades o procesos) para la elaboración o trasformación de un
producto final y su colocación en el mercado.
De acuerdo a la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), la rápida globalización ha
ocasionado que las cadenas de producción sean cada vez más largas y más
complejas, abarcando una gran gama de sectores: agrícola, pesca, manufactura,
minería, servicios y servicios de construcción, ya sea a nivel nacional o
alrededor del mundo.
Según datos de
la OIT, existen 168 millones de niños, niñas y adolescentes que trabajan en el
mundo y de esos, cerca de 85 millones realizan trabajos peligrosos y en “todas las cadenas de producción,
desde la agricultura hasta la manufactura, incluyendo el sector de la
construcción, corren el riesgo de que el trabajo infantil esté presente en
ellas”. [1]
Por lo tanto, no creemos que sea un momento de celebración sino de unión y de
esfuerzos para generar mayores oportunidades de desarrollo integral para los
niños, niñas y adolescentes y eliminar toda forma de explotación económica y
laboral.
Se estima que los
niños, niñas y adolescentes trabajadores se encuentran realizando diferentes
tipos de labores en la producción de bienes y servicios para los mercados
nacionales, también se puede encontrar a niños, niñas y adolescentes trabajando
en la producción de bienes y servicios destinados a la exportación. Gran parte de
ellos, se trabajan en la economía rural e informal, en las zonas donde los
sindicatos y las organizaciones de empleadores son relativamente débiles o no
existen, y además en las áreas donde los inspectores de trabajo no tienen
ningún acceso.[2]
Pese a períodos
de crecimiento económico en la región de América Latina, se continúa ensanchando
la brecha de la desigualdad social, y visualizando una elevada presencia de niños,
niñas y adolesentes trabajadores en las cadenas de producción, donde muchos de
éstos pueden estar expuestos a graves peligros, lesiones, enfermedades, entre
otros, o por las condiciones en que se
desarrolla el trabajo, o por las largas
horas laborales que dedican; así como por encontrarse ante condiciones de
explotación y riesgo.
Algunas preocupaciones
Diversas
propuestas se hacen para contrarrestar estas situaciones y las más recientes se
centran en la combinación de una “política mixta” que combine por un lado políticas
públicas de protección social, empleo digno, cumplimiento de la ley e
inspección laboral, identificación de los diferentes actores de las cadenas de
producción y trato con ellos, educación básica universal y “tolerancia Zero
para el trabajo infantil”.
En ese sentido queremos hacer algunas
reflexiones con estas propuestas ya que consideramos no se deben descuidar u
olvidar ciertos aspectos centrales.
La “erradicación
del trabajo infantil” no debe darse como
mecanismo de control y sanción únicamente, ni de criminalización a las familias
y a los niños, niñas y adolescentes trabajadores, sino que se deben crear las condiciones de
desarrollo y de vida digna para todos y todas en igualdad de condiciones y abordar las causas estructurales que
propician y sostienen que los niños, niñas y adolescentes tengan que trabajar
como mecanismos de sustento familiar. Pero sobre todo se deben trabajar las causas y
trabajar con quienes individuos, empresas y Estados violenten los derechos
humanos y propicien la explotación, la exclusión social y atenten contra la
dignidad, integridad e intimidad de las personas en este caso, de los niños,
niñas y adolescentes.
La
responsabilidad y obligación de garantizar los derechos humanos y las
condiciones de vida digna recae de primera mano en los Estados, pero también en la cooperación
internacional y en todos los
diferentes actores desde sus roles, responsabilidades y participaciones. Hablar
de cadenas de producción es hablar además de la responsabilidad que tienen las empresas en cuanto al respeto a los
derechos humanos, al desarrollo del país y a las condiciones laborales que
ofrece. En esa línea, debe haber responsabilidad de las empresas aun cuando
tercializan los servicios, productos y los comercialicen.
Diversos
mecanismos se han puesto en marcha que pueden servir de recurso y de apoyo para
encaminar esta tarea de responsabilidad empresarial, aunque sabemos que aun
falta mucho por hacer y por asumir. Tales iniciativas son: Global Compact[3], los
ISOS[4], las
acciones de responsabilidad social empresarial que han venido asumiento las
empresas deberían tener un componente de protección integral a los niños, niñas
y adolesente donde el trabajo infantil y el trabajo de personas adolescentes
sea parte de su RSE, el Comentario General 16 (CG16) elaborada por el Comité de
Derechos del Niño de Naciones Unidas[5], el Foro
Anual sobre Empresas y Derechos humanos[6] entre
otros[7].
Seguir centrando
los esfuerzos en la universalización de la educación básica, es seguir entorpeciendo
el presente y futuro de las personas adolescentes. Si bien en la mayoría de los
países este grupo de población puede trabajar, tienen los mismos derechos
laborales que los adultos, lo cierto es que que la obligación de la educación
básica coincide con la edad que se permite trabajar y donde no hay muchas
oportunidades de desarrollo, o si las hay son solo para unos. La gran mayoría
de los y las adolescentes en estas condiciones logran acceder a un trabajo en
el sector informal y en condiciones de precariedad, sin tener ninguna
protección especial por encontrarse en una etapa de desarrollo de sus capacidades.
Los trabajos que logran obtener en el sector formal, son por lo general
prácticas o de muy corto plazo.
En ese sentido,
la apuesta para que puedan llegar a ser competitivos y a insertarse en empleos
dignos, requiere comenzar por la universalización obligatoria de la educación hasta el fin de secundaria para
que logren obtener su bachillerato. Esto es lo mínimo obligatorio a garantizar
para los Estados, si no se quiere
continuar contribuyendo al sostener el círculo de la pobreza. Para lograrlo, los
Estados deben invertir en una mayor cobertura de la educación secundaria con
calidad y adecuada a la realidad y las demandas de los contextos y de las poblaciones
jóvenes hoy en día.
El otro gran
desafío es lograr que los y las adolescentes terminen con éxito la educación
secundaria y puedan progresivamente irse preparando a una etapa de mayor
autonomía y de emancipación, no como un mero procedimiento, sino recibiendo una
educación de calidad para todos y todas. El otro gran desafío es garantizar las
condiciones de trabajo dignas y sin explotación para quienes trabajan y que la educación de
calidad y formación permanente esté esté a su alcance.
Pero los Estados
hoy en día y las poblaciones adolescentes enfrentan otro gran desafío y el de
los llamados “NINIS”[8] , número
que cada vez está aumentando y que no se están desarrollando políticas,
programas y acciones para captar, motivar e involucrar a este grupo de
población.
Las políticas de
Tolerancia Zero no han contribuido a erradicar o a disminuir problemáticas, mas
bien han contribuido a aplicar medidas represivas y a perseguir y a criminalizar
a aquellas personas que se encuentran en exclusión social, en particular a los
y las adolescentes y jóvenes.
Los niños, niñas
y adolescentes trabajadores y sus familias requieren de propuestas de
desarrollo humano, social y económico que generen empleo y calidad de vida en
condiciones dignas en igualdad de oportunidades para su presente y futuro.
Los Objetivos
de Desarrollo Sostenible un norte de oportunidad para generar desarrollo y
superar la desiguladad social
La Agenda de
Desarrollo Sostenible (2015-2030)[9] propone
objetivos y metas claras y concretas, para el trabajo de estos próximos 15
años, el objetivo número 8[10]: “Promover el crecimiento económico
sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo
decente para todos y todas”, hace un llamado a los gobiernos, al sector
privado y a la sociedad civil para promover y adoptar medidas dirigidas a
erradicar el trabajo forzoso como un tema prioritario y con carácter de
urgencia, acabando con las formas
modernas de esclavitud y trata de personas, además de asegurar la prohibición y
eliminación de las peores formas de trabajo infantil y, para 2025, del trabajo
infantil en todas sus formas.
En particular
atención se le da a la Meta 8.7 que señala:
“Adoptar medidas inmediatas y eficaces para
erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas modernas de esclavitud y
la trata de seres humanos y asegurar la prohibición y eliminación de las peores
formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de
niños soldados, y, a más tardar en 2025, poner fin al trabajo infantil en todas
sus formas”
así como vale rescatar la Meta 8.8 :
“Proteger los derechos laborales y promover un entorno de trabajo
seguro y protegido para todos los trabajadores, incluidos los trabajadores
migrantes, en particular las mujeres migrantes y las personas con empleos
precarios”.
Pero estas meta
no deben verse aisladas a las otras y demás ODS, ya que lograr el ambicioso
norte al 2030, requiere de la puesta en marcha de un sinnúmero de estrategias simultáneas
de inversión social y de compromisos sostenibles y de la participación de todos
los actores, inclusive de los mismos niños, niñas y adolescentes trabajadores y
sus familias y sobre todo que las Empresas asuman sus responsabilidades con el
desarrollo y los derechos humanos.
[1] “Eliminar el trabajo Infantil en las Cadenas de Producción”. Material de
Promoción del Día Mundial 2016, Organización Internacional del Trabajo (OIT).
[2] “Eliminar el trabajo Infantil en las Cadenas de Producción”. Material de
Promoción del Día Mundial 2016, Organización Internacional del Trabajo (OIT).
[3] El Pacto Mundial de Naciones Unidas (Global
Compact) es una iniciativa internacional que promueve implementar 10 Principios
universalmente aceptados para promover la responsabilidad social empresarial
(RSE) en las áreas de Derechos Humanos y Empresa, Normas Laborales, Medio
Ambiente y Lucha contra la Corrupción en las actividades y la estrategia de
negocio de las empresas.
[4] International Organization for
Standardization: Organización Internacional de Estandarización, es una
organización independiente y no-gubernamental formada por las organizaciones de
estandarización de sus 164 países miembros. Es el mayor desarrollador mundial
de estándares internacionales voluntarios y facilita el comercio mundial al
proporcionar estándares comunes entre países.
[5] Con
respecto a la Obligación de los Estados con respecto al impacto de las empresas
en los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes. Acceder al CG en
varios idiomas: http://tbinternet.ohchr.org/_layouts/treatybodyexternal/Download.aspx?symbolno=CRC%2fC%2fGC%2f16&Lang=en
[7] http://www.unicef.org/panama/spanish/principiosN.pdf Unicef, Save the Children y The Global
Compact