Cada
12 de junio, se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, -
impulsado por la Organización Internacional del Trabajo y posicionado a nivel
global -, como expresión simbólica que pretende hacer conciencia sobre la
realidad de las niñas, niños y adolescentes trabajadores en el mundo y sobre las responsabilidades de
los Estados y de los diferentes actores para prevenir situaciones de
explotación laboral y proporcionar mejores condiciones de vida para este grupo
de población y sus familias.
La
Plataforma Subregional es un espacio de incidencia política, movilización
social y está integrada por organizaciones sociales en cada país[1]
de la región centroamericana y cuenta con la participación de la Marcha Global
contra el trabajo infantil.
Un contexto de preocupación y violación de
derechos humanos:
Preocupados
por los datos que persisten en la región de América Latina y El Caribe - según
la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en América Latina y el Caribe, existen 13 millones (8,8%)
de niños y niñas menores de 14 años de edad[2]
realizando trabajos en condiciones que violentan sus derechos humano y su
desarrollo.
La agricultura continúa siendo
de lejos el sector con el mayor número de niños en situación de trabajo
infantil (98 millones, o 59%), pero el número de niños en los servicios (54
millones) y la industria (12 millones) no es insignificante – la mayoría se
encuentra principalmente en la economía informal.[3]
En
los países de América Central existen cerca de 2,156,346[4]
de niños, niñas y adolescentes, de los cuales 1,378,795 (un 64%) estaban por debajo de la edad mínima de admisión al
empleado; realizando trabajos en su
mayoría en condiciones de informalidad y peligrosidad. Sumado a ello, esta
región cuenta con enormes retos que superar y que afianzan la necesidad de las
familias de incorporar a sus hijos e hijas en estrategias de sobrevivencia
familiar. Violencia, Migración, Narcoactividad, Inseguridad Ciudad, Exclusión
Social, Aumento de la brecha social (mayores inequidades en particular desde lo
urbano y rural), falta de estrategias de desarrollo y oportunidades educativas
para los y las adolescentes; sistemas educativos excluyentes y cambio climático
provocando un impacto mayor en el medio ambiente y un aumento de los desastres
naturales, entre otros.
Centroamérica
en el 2013 evidenció la catástrofe humanitaria mas desgarradora de su historia,
niños, niñas y adolescentes acompañados y no acompañados se vieron forzados a
huir y migrar de sus países (en particular Honduras, El Salvador, Guatemala y
también hay evidencia que en México). Las razones: violencia, la pobreza, falta
de oportunidades, narcotráfico, sistemas de protección débiles e
institucionalidad ausente, escuelas excluyentes.
Un
número importante[5]
logró llegar a su destino (EE.UU) y otro número - que se desconoce- , se quedó
en el camino. Existe evidencia que fueron captados por redes de tratantes para
fines laborales y fines sexuales y otros fallecieron. La indignación ha sido
mucha, pero las respuestas no suficientes y aun los Estados Centroamericanos
debe actuar más enfáticamente, combatir las causas y proporcionar respuestas
integrales y sostenibles para sus
habitantes y deben proteger sin más demora a los niños, niñas y adolescentes y
darles un presente mejor y un futuro más prometedor.
Educación de Calidad un gran reto para los
niños, niñas y adolescentes trabajadores
La
Organización Internacional del Trabajo muy acertadamente insiste en que la
educación es buena para el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes y
además que ésta debe ser de calidad. En
ese sentido, la OIT ha propuesto en el Día Mundial contra el trabajo infantil
lema: “No al trabajo infantil sí a la educación de calidad”.
En
el marco del día Internacional contra el trabajo infantil, la OIT hace un
llamado[6]:
a)
Educación libre, gratuita e inclusiva, hasta por
lo menos la edad mínima de admisión al empleo; y emprender acciones para llegar a aquellos niños actualmente en
situación de trabajo infantil;
b)
Políticas públicas coherentes y eficaces en
torno al trabajo infantil y educación; y
c)
Implementación de
políticas que garanticen el acceso a una educación de calidad, con inversión en
el mejoramiento del personal docente.
La ex
relatora del derecho a la Educación de Naciones Unidas, dio significativos
aportes para definir la Educación de Calidad proponiendo lo que hoy se llama
las 4A: la Asequibilidad
(disponibilidad), la Accesibilidad (Acceso), la Adaptabilidad (permanencia) y
la Aceptabilidad (calidad). Si bien esta propuesta se realizó en un contexto
diferente al día de hoy, representa un aporte enorme que promueve superar la
fragmentación y el tratamiento aislado de las diferentes dimensiones de la
educación, tanto en el discurso como en las políticas públicas.
Ya no es posible seguir
sosteniendo que la calidad de la educación es sólo un asunto de “mejoras”
introducidas en los procesos, en los contenidos, en los currículos, en las
evaluaciones, en la enseñanza y los aprendizajes. La calidad es el resultado
holístico de la articulación de las 4A. Tiene que ver con todos los factores
que intervienen en la efectiva garantía de los derechos humanos. Cuando algunos
de estos factores no está presente, o no hace presencia en la manera en que se
requiere, se afecta el disfrute del derecho, o lo que es igual, la educación
pierde cualidades esenciales: pensemos si un sistema educativo que no garantiza
el pleno acceso, que no garantiza la permanencia de los niños, las niñas y los
jóvenes, que no garantiza los aprendizajes pertinentes, que no articula a los
padres de familia, que no permite la participación en las decisiones de
política, puede ser considerado como un sistema de “calidad”[7].
Los retos de la Educación en Centroamérica
son enormes para los niños, niñas y adolescentes trabajadores:
Los
niños, niñas y adolescentes en Centroamérica representan casi el 50% del total
de la población, siendo que un altísimo elevado porcentaje se encuentra en
situación de pobreza. El escenario de desarrollo para ellos y ellas no es
igual, vemos niños, niñas trabajadores que asisten a la escuela, niños, y niñas
trabajadores que no van a la escuela y vemos adolescentes trabajadores que no
llegan a terminar la secundaria, que se insertan en diferentes estrategias a
falta de oportunidades de desarrollo y se insertan – quienes pueden – en
trabajos en el sector informal y con condiciones de explotación y riesgo.
Igualmente observamos adolescentes que ni estudian ni trabajan y con ningunas
perspectivas, poniendo a flote un escenario desolador en términos de desarrollo
humano y desarrollo de los países. Vemos que otros su presente es mas positivo
y cuentan con mejores condiciones, pero éstos son los que menos vemos.
La educación ha tenido que ir
planteando cambios drásticos, modernizándose revisando su modelo educativo, y
aumentando la calidad iniciando con la
mejorar de condiciones laborales y la formación de los y las maestros. Pero mientras todo esto sucede los niños,
niñas y adolescentes trabajadores esperan. Se ha propuesto modelos paralelos y
de menor calidad para ellos, creando brechas de calidad y de acceso importantes
dentro del mismo sistema educativo, y formando ciudadanos de menor categoría.
La
tendencia predominante en la región no es favorable a una educación de calidad
para los niños, niñas y adolescentes trabajadores. Por el contrario, salvo algunas
excepciones, se evidencia una desarticulación de políticas y programas de los
gobiernos, así como la reducción de los recursos destinados a la educación.
Existen enormes desigualdades entre los sectores de mayores ingresos, que
tienen la opción de contar con educación de calidad para sus hijos e hijas, y
las mayorías en situación de pobreza, que deben conformarse, en el mejor de los
casos, con una educación deficiente. Estas desigualdades se siguen manifestando
hasta el nivel universitario, donde las y los estudiantes provenientes de áreas
rurales, sectores urbanos vulnerables y pueblos originarios, son los que tienen
mayores dificultades para ingresar.
Ante
la situación planteada, la Plataforma Subregional sobre Trabajo Infantil y
Adolescente, instancia de coordinación creada en 2008 con el objetivo de
contribuir y exigir que los Estados cumplan y garanticen los derechos civiles,
políticos, económicos, sociales y culturales de los niños, niñas y adolescentes
trabajadores, demanda a los gobiernos de la región:
- Garantizar el derecho a la educación inclusiva y
de calidad a todos los niños, niñas y adolescentes trabajadores y
facilitar su acceso, permanencia y apoyo escolar.
- Promover y fortalecer políticas nacionales sobre
trabajo infantil y trabajo adolescente y educación inclusiva y de calidad,
combate a la pobreza y empleo juvenil coherentes y eficaces, incluyendo la
inversión en el personal docente (motivación, formación y mejoras en las
condiciones laborales).
- Que la educación obligatoria llegue se amplíe
hasta finalizar la secundaria para todos y todas los adolescentes sin
importar su condición y procedencia, evitando así que caigan en el circulo
de la pobreza y en la incorporación temprana a actividades de explotación
y riesgo.
- Generar alternativos y oportunidades educativas,
técnico vocacionales, de empredendurismo para los y las adolescentes en
general, fortaleciendo su autoestima, sus proyectos de vida, su autonomía
y su emancipación.
Centroamérica, 12 de junio de 2015
Plataforma Subregional sobre Trabajo
Infantil y Adolescente
CEIPA GUATEMALA,
ASOCIACION COMPARTIR HONDURAS, COIPRODEN HONDURAS, DERECHO Y DESARROLLO EL
SALVADOR, DOS GENERACIONES NICARAGUA, DNI COST ARICA, IDEMI PANAMA y MARCHA
GLOBAL CENTROAMERICA
[1]
Ceipa Guatemala, Compartir y Coiproden de Honduras, Derecho y
Desarrollo de El Salvador, Dos Generaciones de Nicaragua, DNI Costa Rica, Idemi
Panamá y Marcha Global Centroamérica.
[4] datos IPEC/OIT al 2012
[5] según informes diversos se
habla más de 60,000 niños, niñas y adolescentes
[6] tomado de
http://www.ilo.org/ipec/Campaignandadvocacy/wdacl/lang--es/index.htm
[7] tomado de
http://www.calidadeducativa.edusanluis.com.ar/2009/05/debate-sobre-la-calidad-educativa.html